7 de junio de 2012

Rescate directo a la banca: Sí, pero.

 

Leemos en el Cinco Días de hoy la siguiente noticia: El BCE apoya el rescate directo a la banca con exigencias a los Gobiernos.

¿Qué significa esto?. Si leemos el artículo completo aparecen una serie de elucubraciones del propio Mario Draghi en las que ni dice ni deja de decir, y que cada cual puede interpretar según le interese.

Lo que yo entiendo que puede querer decir, y parece que van por ahí los tiros, es que se está pensando en convertir al MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) en una especie de FROB a nivel europeo.

Obviamente este no es el espíritu con el que se constituyó el MEDE, ya que se hizo con el fin de apoyar financieramente a los gobiernos de los Estados Miembros, dándoles ayuda económica a cambio de ceder parte de su soberanía y dejarse ”orientar” en sus políticas económicas y fiscales. Este sistema ha funcionado (más o menos) en Grecia, Portugal e Irlanda, pero es prácticamente imposible de aplicar de manera directa en España, por lo que una vez más hay que ser imaginativos y buscar soluciones creativas. La solución planteada por España: Que el MEDE financie directamente a las entidades financieras, como dicen en mi pueblo: con un par.

¿Qué supone esto?: De entrada el MEDE debería de entrar en el capital de las entidades financieras a las que apoyase (al igual que hace en la actualidad el FROB) y asumir la gestión de aquellas en las que se estime necesario. Ahora bien, esta toma de capital debería de realizarse durante un plazo mínimo de tiempo (que conste que no digo máximo, sino mínimo) que asegurase tanto al resto de accionistas de la entidad intervenida como al mercado financiero y bursátil en su conjunto, una estabilidad en el capital y la gestión que evitase sobresaltos y aportara algo de lo que en la actualidad se carece en demasía: Tranquilidad.

Una vez saneada la entidad financiera en cuestión el propio MEDE debería de proceder a la venta de su participación, en la que podrían estimarse unas plusvalías en función del valor alcanzado y la situación del mercado en ese momento.

Todo esto que parece tan simpe debería de llevar aparejados unos planes de viabilidad, unas desinversiones iniciales y unos compromisos, o incluso cambios legislativos, por parte de los gobiernos nacionales, como es evidente. Pero creo que la solución al “problema español” como se ha venido en llamar, pasa por una medida de este tipo.

En los momentos difíciles es cuando más valiente e imaginativo hay que ser a la hora de tomar decisiones.

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